Editorial Sloper

literatura de la que dura

Disecciones, de Von Horrach: El autor se explica

Sobre el libro

'Disecciones' es un libro que recoge 23 ensayos sobre temas muy diferentes (filosofía, cine, violencia, feminismo, nacionalismo, chuetas, Viena, ETA, judeocristianismo, fútbol, literatura, suicidio, etc.), aunque todo se analiza a partir de un mismo prisma filosófico (relacionado con autores como René Girard, al que dediqué mi tesis, o Derrida).

Las 23 disecciones fueron inicialmente publicadas (2006-9) en la revista electrónica Kiliedro, aunque las he vuelto a pasar por la mesa de operaciones para depurarlas en la medida de mis limitaciones con el bisturí.

 

Algunos capítulos

·       El primer capítulo, titulado 'La mirada infernal', está dedicado a un determinado análisis de la violencia humana a partir de tres películas extraordinarias a la vez que durillas. La primera es 'Crash' (1996) de Cronenberg, una adaptación de la novela de James Ballard, igualmente fabulosa. Esta es mi escena favorita, una recreación minuciosa y enfermiza del accidente mortal de James Dean.Las otras dos películas son 'Irreversible' (2002) de Pascal Noé y 'Dogville' (2003) de Lars von Trier. También fabulosas y terribles, muy ilustradoras del ser profundo del homo sapiens demens. Debo el visionado de ambas en 2005 a mi querido Rabino Satánico (Rafael Llopis), que, en un momento en el que yo era reticente, me descubrió la riqueza de estas dos joyas.

 

·       El segundo capítulo se titula 'Judíos y chuetas'. Está dedicado a analizar el curioso caso de los chuetas en Mallorca, desde dos perspectivas: 1) su condición durante siglos de chivos expiatorios (unos chivos a los que a partir de un determinado momento no se mataba, para que pudieran seguir siendo chivos durante mucho tiempo); 2) su relación con el pueblo judío (es decir, plantear lo equívoco de 'la teoría de los 15 apellidos').

 

·       El tercer capítulo, 'La mujer ctónica', tal vez sea uno de los más polémicos del libro (junto a los de ETA, Israel o 'La lengua sagrada'). Se dedica a plantear determinados elementos del 'Sexual personae' de Paglia, con lo que supone de crítica a los presupuestos de cierto feminismo contemporáneo.

 

·       La disección número 12 está dedicada a una figura de estirpe dostoievskiana, pero constitutiva de la modernidad: 'El hombre del subsuelo'. Lo más parecido a una autobiografía que hay en el libro.

 

·       Tal vez mi capítulo favorito del libro sea el 14, 'El tabú del suicidio'. Dedicado obviamente a su condición de tabú en la mayoría de culturas, también analizo intríngulis del suicidio o autolisis (Jean Améry, teórico y practicante del tema, prefería llamarlo "muerte voluntaria") a través de la relación individuo-comunidad. Se inicia con esta última nota de Cesare Pavese en su diario (se mató 9 días después): 

“Siempre sucede lo más secretamente temido. Escribo: Oh Tú, ten piedad. ¿Y después?

Basta un poco de valor. 

Cuanto más preciso y determinado es el dolor, más se debate el instinto de vivir, y se debilita la idea del suicidio. 

Parecía fácil, al pensarlo. Y sin embargo hay mujercitas que lo han hecho. Hace falta humildad, no orgullo. 

Todo esto da asco. No palabras. Un gesto. No escribiré más”.

 

·       En el capítulo 15, 'Arthur Schnitzler y la Viena imperial', toma el protagonismo la Viena de la belle époque, un momento histórico fascinante, padre de tantos elementos de la modernidad. El autor-guía es Schnitzler (aunque podrían ser muchos otros: Freud, Hofmannsthal, Kraus, Loos o Klimt), dramaturgo en cuya obra aparece con sus múltiples rostros 'el hombre finisecular' y la vorágine arrolladora de la existencia.

 

·       Mandela se está muriendo. Él es el protagonista de la última disección del libro. Siguiendo libremente 'El factor humano' de John Carlin, trato el momento en el que un Mandela providencial se valió del rugby (el deporte de los afrikaners), justo en el Mundial 1995 (celebrado en Sudáfrica), para unir a todo el país en el momento en el que se intuía una guerra civil tras el final del Apartheid (en la foto, entregando la Webb Ellis al capitán Springbok, el flanker François Pienaar).

 

EL AUTOR

 

Johannes A. von Horrach no quería nacer, por eso es diezmesino. Fue registrado como Juan Antonio Horrach Miralles (Palma de Mallorca, 1977), pero se germanizó el nombre con la esperanza de mimetizar algo del inmenso talento de los metafísicos alemanes (también para no ser confundido con un conocido galerista local).

Doctor en Filosofía, ha dedicado su vida a las actividades más improductivas y ensimismadas.

Espera la muerte bebiendo whisky de malta, fumando habanos (también en pipa) y viendo partidos de cricket.